Los doce trabajos de Hércules


Hércules lucha contra la Hidra. Sobre su cuerpo, la piel del león de Nemea
que puedes ver también en nuestro escudo de Andalucía.
Los doce trabajos (en griego Δωδέκαθλος, AFI:ðɔðɛkaθlοs) de Heracles (en la mitología romana Hércules) son una serie de arcaicos episodios relacionados por una narración continua posterior, sobre la penitencia llevada a cabo por Heracles, el mayor de los héroes griegos.
Tal como se conservan, los trabajos de Hércules no se narran en ningún lugar único, sino que deben ser recompuestos a partir de muchas fuentes. Algunos autores afirman que no hay una forma única de interpretar los trabajos, pero que seis estaban situados en el Peloponeso, culminando con la rededicación de Olimpia y los otros seis, parte de la misma secuencia, llevaron al héroe mucho más lejos. En cada caso, el patrón era el mismo: Heracles era enviado a matar o conquistar, o a buscar para el representante de Hera, Euristeo, un animal o planta mágicos. «Todos los lugares seleccionados eran previamente baluartes de Hera o de la “Diosa” y Entradas al Otro Mundo»

Comenzamos:

Zeus, tras dejar embarazada a Alcmena madre de Heracles, proclamó que el próximo hijo nacido en la casa de Perseo se convertiría en rey. Al oír esto Hera, la esposa de Zeus, hizo que Euristeo naciera dos meses antes, pues pertenecía a la casa de Perseo, al igual que Heracles, a quien hizo nacer con tres meses de atraso. Cuando Zeus advirtió lo que había sucedido montó en cólera, pero no obstante su imprudente proclama siguió en pie.






El relato marco:

En un ataque de locura provocado por Hera, Heracles mató a sus propios hijos y a dos de sus sobrinos con sus propias manos. Cuando recuperó la cordura y advirtió lo que había hecho se aisló del mundo, marchándose a vivir solo a las tierras salvajes. Fue hallado por su hermano Ificles y convencido de que visitase el oráculo de Delfos. En penitencia por esta execrable acción, la sibila délfica le dijo que tenía que llevar a cabo una serie de doce trabajos que dispusiera Euristeo, el hombre que había usurpado su legítimo derecho a la corona y a quien más odiaba.

Los trabajos:

En sus trabajos (según su tío y amigo Licimnio y algunos otros), Heracles era a menudo acompañado por su erómeno, al parecer su sobrino Yolao. Aunque se suponía que sólo tenía que realizar diez trabajos, esta ayuda hizo que tuviera que sufrir dos más. Euristeo no tuvo en cuenta el trabajo de la Hidra (donde Yolao le ayudó) ni el de los establos de Augías (porque se le pagó a cambio o, según otras versiones, porque fueron los ríos quienes hicieron el trabajo), por lo que ordenó dos más, haciendo un total de doce.

El orden tradicional de los trabajos es:

Matar al león de Nemea y tomar su piel:




Matar a la hidra de Lerna:




Capturar al jabalí de Erimanto:


Capturar a la cierva de Cerinia:



Limpiar los establos de Augías en un día:










Capturar al toro de Creta:



Robar las yeguas de Diomedes:




Robar el cinturón de Hipólita:




Robar el ganado de Gerión:




Robar las manzanas del jardín de las Hespérides






Capturar en los infiernos a Cerbero




"Los doce trabajos de Hércules"
de Miguel Calatayud.
Edicions de Ponent

Origen de las historias:

Señalando a una posible localización de su origen, o al menos a su formalización, está el hecho de que la mayoría de los trabajos se sitúan dentro o en los límites de Arcadia o están relacionados con ella significativamente.

La ciudad de Nemea, al noroeste de Argos
El lago Lerna, al sur de Argos (actualmente seco)
La montaña Erimanto, llamada también actualmente Olono
La ciudad de Cerinia, en el extremo noroccidental del Peloponeso
El lago Estínfalo, al oeste de Nemea y cerca de ésta (antiguamente un pantano)
El río Alfeo desemboca en la bahía de Élide desde las montañas noroccidentales
La ciudad de Esparta al sur, donde había una entrada al Inframundo
La isla de Creta, un país de comerciantes marítimos
El país de Tracia, descrito como enemigo de Argos en la Guerra de Troya, y en tal situación relacionado con Diomedes.



Un poco de humor siempre es de agradecer...


Pepe Da Rosa: "Los doce trabajos de Hércules"